Berlín, 30 de mayo, 2016 (Notimex). No es una especialidad gastronómica para las élites, ni un platillo exótico pero es lo verdaderamente sabroso para los berlineses y no tiene competencia: la salchicha con salsa de curry o Currywurst.
Se puede afirmar sin temor a exagerar que la Currywurst es tan emblemática de Berlín como la Puerta de Brandenburgo.
Naturalmente frente a la Puerta de Brandenburgo hay un carromato donde se puede ordenar una Currywurst con papas a la francesa o con un bolillo, y comerlas de pié rodeado del vocinglerío de Berlín y mirando hacia esa joya arquitectónica y hacia el edificio del Reichstag.
Por ser un platillo rápido de la cultura urbana con carácter de culto se erigió en el centro de Berlín “El Museo de la Currywurst”, en donde se informa que alemanes y turistas se comen al año 800 millones de esas salchichas calientes con salsa, ya sea en su variante picante o normal.
Ningún otro platillo nacional alemán ha inspirado tantas historias, a tantos artistas y tantos cuentos y anécdotas. Incluso hay libros sobre el tema que también se exhiben en el Museo, y al final del recorrido el visitante recibe una porción para probar.
El Museo es interactivo y se puede tener acceso a los olores de ese platillo, a instalaciones tridimensionales para ver Berlín a través de sus múltiples carromatos de salchicha con curry y de reportajes en video.
Se puede dar también seguimiento a la historia del Berlín de después de la Segunda Guerra Mundial a través de ese platillo, que surgió en las cocinas de una ciudad profundamente herida por la guerra pero que fue recuperando el valor y el gusto por la vida.
Su creación se remonta al verano de 1949, donde en una esquina del sector occidental de la ciudad dividida la gastrónoma Herta Heuwer, se atribuyó la invención de la típica salsa de curry para salchichas calientes partidas en rodajas. Hoy una placa califica ese lugar como histórico.
Heuwer le puso a su carromato el letrero de “primer asador de Currywurst en el mundo” y de ser “una especialidad berlinesa creada por nosotros”. En 1958 se patentó la salsa de curry destinada a las salchichas asadas.
La prensa alemana ha hecho concursos sobre los mejores “changarros” (Bude) de Berlín y les ponen calificativos como “lugar de peregrinación”, “tener potencial adictivo”, ser “punto de encuentro urbano”, “deliciosas novedades”, “rica extravagancia” y “hechizo temprano en la mañana”, entre otros fantasiosos adjetivos.